7 oct 2009

POTENCIA Y ACTO-ARISTÓTELES-DÉCIMO

A continuación encontraras los argumentos que expone Aristóteles acerca del movimiento expresados en dos momentos, su teoría hilemórfica (para recordar) y el concepto de potencia y acto, que estudiaremos a lo largo del texto. Es importante que realice una lectura analítica.

Frente a Heráclito y Parménides

La filosofía primera estudia los primeros principios. Frente al relativismo de Heráclito y de los sofistas, Aristóteles descubre que la ciencia se cimenta en unos principios evidentes e indemostrables, descubiertos por inducción. Estos primeros principios son:

ü No contradicción: es imposible ser y no ser a la vez en el mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.

ü Identidad: el ser es y el no ser no es.

ü Tercero excluido: entre el ser y el no ser no cabe término medio.

ü Causalidad: todo lo que se mueve es movido por otro.

ü Finalidad: todo el que obra, obra por un fin.

Estos principios, por ser primeros, no pueden ser demostrados, sino que están en la base de cualquier demostración. Ello, sin embargo, no significa que no sean verdaderos; al contrario, son evidentes. No pueden ser demostrados, pero si mostrados: haciendo ver las incongruencias a que nos abocaría su negación (reducción al absurdo).

Frente al monismo de Parménides, Aristóteles mantuvo que "el ser se dice de muchas maneras". Los eleatas daban al ser un sentido univoco (se decía en un único sentido, por lo que no existe la pluralidad), mientras que Heráclito lo entendía equívocamente (ningún sentido del ser es igual, por eso nada permanece). Según Aristóteles, empero, el ser no es ni unívoco ni equívoco, sino análogo, es decir, se dice de muchas maneras. Así como "sano" se dice de una medicina, de la gimnasia o del color de la cara de diverso modo, a saber, según restablezca la salud, la mantenga o sea signo de ella, pero siempre haciendo referencia a la salud; del mismo modo, "es" se dice de diversa manera de la sustancia y de los accidentes, del acto o de la potencia; pero siempre en referencia al ser. Esto significa que no es lo mismo ser sustancia que accidente, ni estar en potencia es igual que estar en acto, sin embargo, todas estas formas son modos de ser.

La teoría hilemórfica

Aristóteles observa que la característica fundamental de las sustancias que componen la naturaleza física es el movimiento, el cambia. Para poder explicar el movimiento se ha de tener en cuenta que siempre hay algo que cambia y algo que permanece. Por eso, ni Heráclito ni Parménides pudieron explicar el problema del cambio, ya que el primero no advirtió que en toda mutación hay algo que permanece y el segundo no admitió que lo permanente puede coexistir con el cambio. Dicho de otra forma: Heráclito no se dio cuenta de que para poder percibir la corriente del rio se ha de tener como referencia algo inmóvil (la orilla); Parménides no vio que, a la vez que la orilla sigue inmóvil, la corriente pasa.

Según Aristóteles, existen dos tipos de cambio:

El cambio accidental: en el que cambian las cualidades accidentales de una sustancia, pero no la sustancia en sí. Por ejemplo, cuando creces, te cortas el pelo o cambias de amigos, sigues siendo tú, pero con cualidades diferentes.

Dentro de este tipo, se pueden distinguir:

ü cambios cuantitativos: consistentes en un aumento o disminución.

ü cambios cualitativos: consistentes en una alteración.

ü cambios letales: consistentes en un cambio de lugar.

El cambio sustancial: la sustancia deja de ser lo que era y se transforma en otra sustancia diferente. Por ejemplo, cuando la leña se quema o un animal muere, la leña y el animal dejan de ser lo que eran.

En todo cambio, se puede distinguir algo que cambia y algo que permanece, porque una mutación en la que nada permaneciese no sería una mutación, sino una aniquilación. Ese "algo" que cambia en el cambio sustancial es lo que Aristóteles llama forma sustancial, que se puede definir como eI principio que Ie hace ser a algo una sustancia determinada (esencia). Así, cuando hablamos de la esencia del caballo no nos referimos a lo que le hace ser veloz o hermoso o negro, sino a lo que le hace ser caballo y no otro animal. Toda sustancia tiene unas operaciones determinadas por su esencia, por ejemplo, es propio de un caballo correr, saltar y relinchar. En Ese sentido, Aristóteles llama también naturaleza a la esencia. Así, cuando decimos "la naturaleza del caballo" o que es fuerte "por naturaleza".

Pero en el cambio sustancial también hay algo que permanece, pues la nueva sustancia no surge de la nada. A eso permanente le llama Aristóteles materia primera. Esta materia subyacente no es nada si no está unida a una forma sustancial que le hace ser, es común a todas las cosas materiales y principio de individuación. Es decir, nada es sin una forma determinada; para que la materia sea, debe estar formalizada (tener una forma); pero gracias a la materia, la forma sustancial que es principio universal, se individualiza, se hace una sustancia concreta. Si te fijas bien, la forma sustancial se asemeja a la Idea platónica, aunque aquella no pertenece a un mundo separado del sensible. También para Aristóteles el molde del muñeco es universal, pero solo existe en cada muñeco de arcilla (aunque más adelante veremos que puede existir como universal en el entendimiento)

El descubrimiento de estos dos principios del ser natural, a saber la materia (hýle) y la forma (morfe), se conoce con el nombre de teoría hilemórfica o hilemorfismo.

Si ahora analizamos el cambio accidental encontramos que lo que cambia son las cualidades accidentales y permanece inmutable la sustancia. Cuando tú creces, se producen una serie de cambios cuantitativos y cualitativos, pero no dejas de ser tú. En el análisis de este tipo de cambios se pone de manifiesto que en todo ser natural podemos distinguir la sustancia y los accidentes (cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, posesión, acción y pasión) que conforman lo que Aristóteles llama categorías.

La sustancia es lo que es en sí, en cambio, los accidentes son siempre "en otro", es decir, en una sustancia. La blancura no es en sí, sino en una sustancia blanca, por ejemplo, un papel, una camisa o un muñeco de nieve. Las categorías, es decir, la sustancia y los accidentes, son géneros supremos del ser y del pensar. Del ser, porque toda la realidad o es sustancia o es accidente. Del pensar, porque al pensar la realidad, así como al hablar, tenemos que utilizar estas categorías que, de este modo, se convierten en categorías lógicas y gramaticales.

Potencia y acto

Aristóteles observo que la sustancia se comporta respecto a los accidentes de una doble manera:

· Los accidentes otorgan perfecciones singulares a la sustancia (la blancura hace que la camisa sea blanca). En este sentido, se dice que la sustancia esta en potencia respecto a los accidentes (la camisa esta en potencia de recibir una cualidad: ser blanca, verde, roja, etc.).

· La sustancia hace ser a los accidentes (ya hemos dicho que la blancura no existe si no se da en un objeto blanco). Sin la sustancia los accidentes no serian nada, es decir, ella los actualiza. En este sentido, los accidentes se encuentran en potencia respecto a la sustancia.

Algo parecido ocurre con la materia y la forma. La primera es pura potencialidad y la segunda la actualiza. La forma da el ser alas cosas, hace que cada cosa sea de una determinada manera.

Aristóteles advirtió que todo en el mundo físico está compuesto por potencia y acto. La potencia indica una cierta imperfección, o lo que es lo mismo, un ser en potencia es un ser perfectible, es decir, que tiene la capacidad de recibir un acto. El niño es músico en potencia, significa que en su esencia cabe la posibilidad real de llegar a ser músico, pero la potencia no debe ser confundida con la mera posibilidad: un burro, por ejemplo, no está en potencia de ser músico. El acto, en cambio, indica perfección, acabamiento. El músico es músico en acto en cuanto tiene la perfección de la habilidad musical.

Sin embargo, en el mundo físico no se da ni la pura potencialidad ni la actualidad pura, todo ente está compuesto por potencia y acto. Todo ser material está continuamente actualizando sus potencialidades, es decir, está en movimiento, porque el movimiento no es otra cosa que el paso de la potencia al acto.

Gracias al concepto de potencia, Aristóteles pudo superar tanto el movilismo de Heráclito como el inmovilismo de Parménides. La potencia no es el no ser absoluto, sino el no ser todavía. Un ejemplo: si un escultor esculpe una escultura de mármol, el cambio que se produce no afecta al mármol en cuanto mármol, porque el mármol sigue estando en acto en la escultura; sino que afecta a 1o que en el mármol estaba en potencia. Lo que hace que el mármol se convierta en escultura es todo el potencial que se encontraba en el mármol (y, lógicamente, el escultor).

Teniendo esto en cuenta, Aristóteles definió el movimiento como "el acto de un ente en potencia en cuanto esta en potencia". El trozo de mármol se puede convertir (movimiento) en escultura "en cuanto esta en potencia", si se agotase la potencia, estaría en acto y ya no se movería.

En todo cambio hay un sujeto que sufre una mutación; ese sujeto es el que gana o pierde ciertas determinaciones. En todo cambio hay una forma que se adquiere; una vez que se ha adquirido la forma, el movimiento cesa (punto de llegada). En todo cambio, por último, el punto de partida es una privación de forma; no es la pura nada, sino la carencia de una perfección que el sujeto puede tener (potencia).

Por ejemplo, Juan (sujeto del cambio) parte de una privación (no sabe conducir), pero se apunta a una autoescuela y aprende (adquiere una forma, ser conductor, que antes no tenía). Según esto, nada llega a ser si no es por algo que está en acto. Es decir, todo lo que se mueve se mueve por otro que está en acto.

Aplicando ese principio nos vemos obligados a llegar a un primer motor inmóvil, pues no cabe pensar en una serie infinita de motores. En consecuencia, este primer motor es acto puro, sin mezcla alguna de potencialidad, que Aristóteles identifico con la divinidad.

Ya hemos visto que para que una sustancia material llegue a ser, necesita una materia y una forma. Esto significa que materia y forma son causas de la sustancia, es decir, que "influyen real y positivamente en ella haciéndola depender de algún modo de sí". A partir de la experiencia de la acción causal, el entendimiento puede llegar a descubrir el principio de causalidad: "todo lo que llega a ser es por una causa". Pero no solamente intervienen la materia y la forma en la formación de la sustancia, sino también dos causas más: la eficiente y la final.

De esta forma, Aristóteles distinguió cuatro tipos de causas:

a. Causa material: aquello de lo que está hecho algo. En el caso de una escultura de bronce, la causa material seria el bronce.

b. Causa formal: lo que hace que una cosa sea lo que es, la forma sustancial. La forma le hace ser a la escultura una escultura determinada.

c. Causa eficiente: un ente en acto del que proviene el devenir, es decir, el agente origen del movimiento. En nuestro ejemplo: el escultor.

d. Causa final: aquello en cuya dirección se realiza el cambio y que constituye la perfección del ente. En nuestro ejemplo, seria la finalidad que busca el escultor.

Esta última causa adquirió para Aristóteles una importancia capital y supuso una visión finalística de la naturaleza, que no existía en la concepción atomista, por ejemplo. Es decir, para el estagirita todo lo que ocurre en la naturaleza tiene un fin, lo que significa que existe una causa ordenadora que hace que las piedras caigan y el fuego tienda hacia arriba. Dios como Acto Puro mueve a todas las cosas hacia si, como causa primera y final. Todo el movimiento esta ordenado por la atracción hacia el Primer Motor. Así Dios es, no solamente causa del movimiento, sino también causa inteligente ordenadora. Al igual que lo que ocurría con la causalidad, también el entendimiento descubre el principio de finalidad: "todo agente obra por un fin".

En conclusión, estas cuatro razones o causas pueden reducirse a dos: la materia y la forma. La materia será, en este sentido, la posibilidad de ser (el bronce) y las otras tres causas (formal, eficiente y final) pueden quedar reducidas a una sola: la forma.

Y la esencia, es aquello (predicado) que da cuenta o razón de lo que es.

¡Si lo haces, lo aprendes!

ACTIVIDADES

1. Resuelvo, en mi cuaderno para el área, los siguientes interrogantes de acuerdo con las ideas expuestas a lo largo de la lectura. No olvido argumentar:

a. ¿Qué intenta explicar Aristóteles con los conceptos de potencia y acto?

b. El gran artista Miguel Ángel dijo en cierta ocasión que intentaba extraer la forma que se encontraba escondida en el interior del mármol. ¿Podrías explicar esta idea con los conceptos de potencia y acto?

c. Indico las cuatro causas en estos casos: la torre Eiffel, la mesa, el fuego y el hombre.

d. ¿Crees que la información genética tiene algo que ver con la causa final? ¿podrías explicarlo?

BIBLIOGRAFÍA:

CORAZÓN, Rafael; HAYA, Fernando. 1 Historia de la Filosofía. 2ed, Barcelona, 1999.

VASQUEZ, Mario A. Introducción a la filosofía I: ideas, autores y problemas. 2ed, Bogotá, 1999.

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