30 nov 2009

¿CÓMO USAR LA LÓGICA? II

La lógica se ocupa de distinguir los argumentos correctos de los incorrectos. Para esto ha investigado en los usos del lenguaje principios y métodos que permiten hacer esta distinción. Pero esta explicación resulta vacía si no tenemos claro en qué consiste un argumento o un razonamiento. Veamos.

¿Qué es un argumento o razonamiento?
Un argumento es un conjunto de frases en las que se afirma que una de ellas es verdadera debido a que las otras frases nos suministran evidencias suficientes para afirmarlo. La frase que es afirmada, en virtud de las otras, se llama conclusión, y las frases que aportan la información para afirmar que g es verdadera la conclusión, se llaman premisas. A estas frases que tienen sentido y de las cuales puede decirse que son 9 verdaderas o falsas, las llamaremos proposiciones. Veamos un ejemplo.

1. Si las almas son entes que pueden recordar y existen antes de estar encarnadas en el cuerpo, tendríamos memoria de la vida del alma previa a la existencia del cuerpo.
2. No tenemos recuerdos previos a la existencia del cuerpo.
3. Por lo tanto, las almas no son entes que pueden recordar ni existen antes de estar encarnadas en el cuerpo.

Tenemos el conjunto de proposiciones 1, 2 Y 3. Las proposiciones 1 y 2 aportan información en virtud de la cual, si asumimos que esas afirmaciones son verdaderas, tenemos que afirmar que la proposición 3 también lo es sin objeción. Pero alguien cree en la reencarnación, y podría negar que la premisa 2 es verdadera, basándose en algunas experiencias de recuerdos de "vidas pasadas", en sueños, y cosas por el estilo. En tal caso, en efecto, no tendríamos bases para afirmar la verdad de la proposición 2, y, en consecuencia, podríamos poner en duda la verdad de la proposición 3. En ello reside la fuerza de la argumentación: persuade incluso sobre aquello que tal vez nos gustaría que fuera de otra manera.

Reconocimiento de razonamientos
El único indicio definitivo para reconocer un argumento es reconocer una. conclusión, esto es, tomar conciencia acerca de que se afirma la verdad de una proposición en virtud de la información que proveen otras proposiciones.
Indicadores de premisa y conclusión
Algunas veces la conclusión de un argumento puede verse precedida de expresiones tales como: por lo tanto, en consecuencia, en conclusión, así, podemos afirmar que, etc. Estas expresiones indican que la frase que sigue a continuación depende de que otras frases sean verdaderas. Llamamos a tales expresiones indicadores de conclusión. Cuando, en cambio, nos piden que de entrada asumamos que una proposición es verdadera, nos solemos encontrar con expresiones como: ya que, pues, si afirmamos que, teniendo en cuenta que, puesto que, etc. Llamamos a tales expresiones indicadores de premisa.
Tanto los indicadores de premisa como de conclusión nos pueden servir para identificar razonamientos, pero surge el inconveniente de que muchas veces tenemos argumentos en los que no aparecen. En tales casos no queda más remedio que detenerse a pensar en el sentido de las afirmaciones que nos encontramos y considerar si hay alguna de ellas que se afirma como verdadera basadas en la información que aportan otras frases.

Deducción e inducción
Argumentos deductivos. Cuando en un argumento las premisas ofrecen información que garantiza que la conclusión es verdadera, tenemos un argumento deductivo. Muchos razonamientos matemáticos sirven de ejemplo de estos argumentos. Por ejemplo: 1.[a=b]; 2.[b=c]; por lo tanto, 3.[a=c].
Tenemos aquí tres proposiciones. Las proposiciones 1 y 2 ofrecen información en virtud de la cual se afirma que es verdadera la proposición 3. No hay aquí nada que discutir; si son verdaderas las premisas, necesariamente tiene que ser verdadera la conclusión.
Argumentos inductivos. Cuando las premisas de un argumento proveen información para afirmar la probabilidad de la verdad de la conclusión, pero no permiten garantizar que es verdadera, tenemos un argumento inductivo.
Por ejemplo: 1. Sólo hemos encontrado vida en la Tierra, donde hay agua; 2. No hemos encontrado indicios de existencia de agua en Marte; 3. Por lo tanto, no es probable que exista vida en Marte.
Las dos primeras proposiciones, efectivamente, aportan información que nos puede llevar a creer que la conclusión, la frase 3, es verdadera. Sin embargo, aunque asumiéramos que las proposiciones 1 y 2 son verdaderas, aún podría haber vida en Marte, pues, por un lado, el hecho de que en la Tierra sólo hayamos encontrado vida donde hay agua no es razón suficiente para afirmar que sólo existe vida donde hay agua. Por otro lado, el hecho de que no hayamos encontrado indicios de agua en Marte no implica necesariamente que no la haya. Por ello resulta apropiado haber usado la expresión "improbable", en vez de la expresión "imposible", pues hasta ese punto no nos permite llegar la información que aportan las premisas.
Verdad y validez
Cuando las premisas de un argumento proveen información suficiente para garantizar la verdad de la conclusión, tenemos un argumento deductivo válido. Esto indica que, si fueran verdaderas las premisas, la conclusión debería serio también. Ello no significa que las premisas real-mente son verdaderas; de tal manera que un argumento puede ser válido aunque tenga premisas y una conclusión que sabemos falsas, pues la validez sólo nos habla de una relación entre las proposiciones, y no de si esas frases corresponden a algo real, que es a lo que aludimos cuando calificamos a una proposición de verdadera.
Hay casos en los que podemos suponer qué pasaría si esas premisas fueran verdaderas, así de entrada sepamos que son falsas. Por ejemplo:
El mundo comenzó a existir el día en que tú naciste.
La historia es la memoria del mundo.
El advenimiento y la caída del Imperio Egipcio, el nacimiento del cristianismo y la Revolución francesa hacen parte de la historia.
Por lo tanto, el advenimiento y la caída del Imperio Egipcio, el nacimiento del cristianismo y la Revolución francesa sólo han podido tener lugar desde el momento en que tú naciste.
No creemos que sea verdadera la proposición 1, pero, si lo fuera, ¿debería ser cierta también la conclusión? Sí, pues la conclusión se sigue necesariamente de las premisas y, por tanto, se trata de un argumento válido.
La validez es una cualidad de los razonamientos debido a su estructura lógica y no a la veracidad de las proposiciones, mientras que la verdad o la falsedad es una propiedad de las proposiciones y no de los razonamientos.




ACTIVIDADES

Con las siguientes actividades comprenderás las propiedades de los argumentos y te entrenarás en componer los tuyos. Así mismo, practicarás en el reconocimiento de argumentos en peque/los textos.


COMPETENCIA PROPOSITIVA
1. Contesto las siguientes preguntas y cito un ejemplo que apoye mi respuesta, cuando el ejemplo sea posible.
a) ¿Puede haber razonamientos con una sola premisa?
b) ¿Puede haber argumentos sin conclusión?
c) ¿Puede haber razonamientos con más de tres premisas?
d) ¿Puede haber razonamientos válidos que tengan premisas falsas y una conclusión verdadera?
e) ¿Puede haber razonamientos válidos que tengan premisas verdaderas y una conclusión falsa?
f) En un razonamiento, ¿puede aparecer la conclusión al comienzo y las premisas después?
2. ¿En cuál de los siguientes textos hay un argumento? Cuando lo haya, distingo las premisas de la conclusión.

a) Si usted entiende el tema, podrá recordarlo; si puede recordarlo, podrá explicárselo a sus compañeras, por lo tanto, si usted entiende el tema, podrá explicárselo a sus compañeras. }

b) "Etimológicamente, “paradoja” significa “contrario a la opinión”, esto es, “contrario a la opinión común”. Cicerón decía que los griegos llamaban paradoja a “lo que nosotros llamamos cosas que maravillan"'.
José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía.

c) "Epiménides afirma que todos los cretenses mienten. Pero Epiménides es cretense. Por lo tanto, Epiménides miente si y sólo si dice la verdad y dice la verdad si y sólo si miente."
José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía.




BIBLIOGRAFÍA: SERRANO López, Federico G. Filosofía I. Santillana, Bogotá. 2006.

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