10 jun 2009

TALLER REFUERZO ÉTICA OCTAVO

LA ESPECIE HUMANA Y LA

DESTRUCCIÓN DE LA ECOSFERA

 

En 1868 el científico Ernest Haeckel creó la Ecología como ciencia natural encargada del estudio de las interrelaciones de los seres vivos con su medio. En poco más de un siglo, los conceptos y los modelos derivados de la ecología han pasado a formar parte de la opinión y la conciencia mundial. Sin embargo, también ha sido muy grave la destrucción de la ecosfera, como consecuencia de la acción del hombre sobre la Naturaleza.

 

Los especialistas en ecología señalan que los principales problemas ecológicos son: la contaminación del agua y del aire; la progresiva deforestación de selvas y bosques y la consiguiente desertificación; el agujero en la capa de ozono, la lluvia ácida, el efecto invernadero y, la más grave de todas, la explosión demográfica.

 

Cada uno de estos hechos no es producto de leyes de la Naturaleza ni tampoco es resultado de los equilibrios biológicos. Al contrario, la causa principal de la destrucción de la biosfera ha sido y sigue siendo la sistemática acción depredadora del género humano sobre la Naturaleza y sobre su equilibrio biológico. Todos los conceptos que maneja la Ecología se basan en la noción clave de ecosistema que es un conjunto de poblaciones de seres vivos que se asienta en un determinado espacio físico y que mantiene una estructura propia a lo largo del tiempo. Son ejemplos de ecosistema el mar, un río o un charco.

 

La irrupción de la acción sistemática de la economía humana sobre los ecosistemas de la biosfera, sobre todo desde la industrialización europea en el siglo XVIII hasta hoy, ha traído consecuencias de graves desequilibrios en todo el ecosistema, ya que genera trastornos a veces irreversibles en los sistemas naturales. Un ejemplo dramático de este desequilibrio es la deforestación progresiva y salvaje de la Amazonia, que perturba gravemente el ciclo de oxígeno y de dióxido de carbono de nuestra atmósfera.

 

Por todo lo expuesto, se debe decir que por encima de los sistemas políticos y económicos de distintos países, se impone la necesidad de limitar todos los efectos antiecológicos del crecimiento económico mundial reorientándolo hacia el desarrollo sostenible y hacia el respeto a la biodiversidad cultural de los seres humanos y de seres vivos.

 

LA  ALTERNATIVA ECOLOGISTA

En 1972 un prestigioso equipo de científicos escribió un libro que financiado por EL CLUB de ROMA se titulaba Los límites del crecimiento. Una de sus advertencias era hace más de veinte años la siguiente:

 

“Si las actuales tendencias de crecimiento en la población mundial, industrialización, contaminación, producción de alimentos y explotación de recursos continúan sin modificaciones, los límites del crecimiento en nuestro planeta se alcanzarán en algún momento dentro de los próximos cien años. El resultado más probable será una declinación súbita e incontrolable tanto de la población como de la capacidad industrial”.

 

Este mismo equipo de científicos escribió en 1992 lo siguiente:

 

“Una sociedad sostenible es aún técnica y económicamente posible. Podría ser  mucho más deseable que una sociedad que intenta resolver sus problemas por la constante expansión. La transición hacia una sociedad sostenible requiere un cuidadoso equilibrio entre objetivos a largo y corto plazo y un énfasis mayor en la suficiencia, equidad y calidad de vida, que en la cantidad de producción. Exige más que la productividad y más que la tecnología; requiere también madurez, compasión y sabiduría”.

 

A estas ideas pueden añadirse otras muchas en el mismo sentido y que provienen de pensadores, científicos y economistas de diversos países. Esta conciencia de los límites ecológicos del planeta la tienen además numerosas organizaciones ecologistas en todo el mundo.

 

¿Cuáles podrían ser los principios básicos de una ética ecológica alternativa al actual modelo económico y social?

 

        Un sistema económico al servicio del ser humano y no al revés.

        Unos gobiernos y unas estructuras políticas que consideren los intereses a corto y largo plazo de nuestras vidas y las de nuestros descendientes.

        Un sistema educativo que ofrezca como valores socialmente relevantes la equidad, la justicia, el respeto al otro, la cooperación, la riqueza interior y la defensa de la biodiversidad cultural y biológica.

 

UNA NUEVA PROPUESTA DESDE LA REFLEXIÓN ÉTICA

 

Una ética de la responsabilidad*

 

Hacia finales del año 1979 un filósofo nacido en Alemania pero de ascendencia judía publicó un libro donde planteo al mundo entero la necesidad de una nueva ética, una ética para una civilización tecnológica como la que tenemos hoy. Hans Jonas es el nombre de ese pensador que propuso como una nueva ética una ética de la responsabilidad.

 

¿Cuál es el punto de partida de esta nueva ética, la ética de la responsabilidad?  Para el hombre antiguo y medieval la naturaleza era algo duradero y permanente, sometido ciertamente a ciclos y cambios, pero capaz de curar sin dificultad las pequeñas heridas que el hombre le causaba con sus minúsculas intervenciones. Esto ha cambiado radicalmente con la aparición de la ciencia moderna y la tecnología que de ella se deriva. Ahora el hombre constituye de hecho una amenaza para la continuación de la vida en la Tierra. No sólo puede acabar con su existencia, sino que también puede alterar la esencia del hombre y desfigurarla mediante diversas manipulaciones. Todo esto representa una mutación tal en el campo de la acción humana que ninguna ética anterior se encuentra a la altura de los desafíos del presente. Por ello es necesaria una nueva ética: una ética orientada al futuro, que puede ser llamada, con toda propiedad, “ética de la responsabilidad”.

 

La ética orientada al futuro no significa, claro está, que hayamos de crear una ética para que la practiquen los hombres del futuro (si es que dejamos que los haya). 

 

Al contrario, es una ética que debe regir precisamente para los hombres de hoy; es, como dice Jonas en uno de sus libros, una ética actual que cuida del futuro, que busca proteger a nuestros descendientes de las consecuencias de nuestras acciones presentes.  

 

Pero específicamente ¿qué propone esta ética de la responsabilidad?  Jonas propone un principio que sería la base para esta nueva ética de la responsabilidad:

 

"Actúa de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica", o expresándolo de modo negativo: "No pongas en peligro la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra". Este principio que el autor plantea es el que se conoce como principio de responsabilidad.

 

El principio de responsabilidad pide que se preserve la existencia de la humanidad. Para lograr esto el interés del hombre debe identificarse con el de otros miembros vivos de la Naturaleza, pues ella es nuestra morada común. Nuestra obligación se hace incomparablemente mayor en función de nuestro poder de transformación y la conciencia que tenemos de todos los eventuales daños causados por nuestras acciones. La manutención de la naturaleza es la condición de sobrevivencia del hombre. Preservar la naturaleza significa preservar al ser humano. No se puede decir que el hombre es sin que se diga que la naturaleza también es. Así, por supuesto, el sí a la naturaleza se volvió una obligación del ser humano. Lo que el principio de Jonas establece, en efecto, no es sólo que existan hombres después de nosotros, sino precisamente que sean hombres de acuerdo con la idea vigente de humanidad y que habiten este planeta con todo el medio ambiente preservado.

 

ACTIVIDAD:

 

Desarrollo en mi cuaderno para el área:

 

A.   Explico por qué el hombre tiene el deber de cuidar de la naturaleza y en qué consiste este deber.

 

B.   Jonas considera que el imperativo ético contemporáneo debe ser:

Obra de tal manera que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica sobre la tierra.

 

Propongo otra manera a través de la cual pueda formular este imperativo ético.

 

Por ejemplo: Obra de tal manera que los efectos de tu acción no sean destructivos para la futura posibilidad de esta vida.

 

C.   Expreso con claridad por qué la reflexión ética debe preocuparse de pensar sobre la problemática de destrucción del medio ambiente.

 

D.   Propongo cuatro principios para el desarrollo de una ética ecológica. Explico la pertinencia de cada uno.

 

 

 

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